Aleph de Paolo Coelho




















“ Vivir es experimentar. Y no quedarse pensando en el sentido de la vida. Es evidente que no todo el mundo necesita cruzar Asia o hacer el Camino de Santiago. Conocí a un abad en Austria que casi nunca salía del monasterio e Melk y, aun así, entendía el mundo mucho mejor que la mayoría de los viajeros que he conocido. Tengo un amigo que experimentó grandes revelaciones espirituales mientras veía dormir a sus hijos. Mi mujer, cuando empieza a pintar un cuadro nuevo, entra en una especie de trance y habla con su ángel de la guarda.
Pero yo nací peregrino...”

Aleph es un punto focal donde confluye toda la energía del universo, donde se pueden contemplar todos los momentos del tiempo sedimentados en una instante.

Como cuenta Paolo Coelho en su libro, no todo el mundo necesita hacer un viaje para encontrar el sentido de la vida de uno mismo, pero el sí.  Aleph cuenta el diario del viaje que realizó desde Moscú hasta Vladivostok en el famoso tren Transiberiano. En ese viaje lo acompañan, Yao su interprete profesional y una insperada viajera llamada Hilal que le ayudará en su busqueda profesional.

En esta historia Coelho se reencuentra consigo mismo, regresa al pasado, recuerda amigos perdidos y pone a prueba sus viejas lealtades. Mientras, el escritor Coelho va transmitiendo a sus lectores la nueva variante de amor que ha aprendido: un modelo práctico para encender de nuevo el motor de la vida, y atreverse a reflexionar sobre lo que realmente desea.

Los que conocéis a Paolo Coelho, sabéis que detrás de su ágil y fácil lectura siempre encuentras palabras que te hacen pensar. Un libro que se puede disfrutar de dos maneras, como la mayoria de los suyos, una de la historia amena y otra de un modo diferente de aprender las cosas de la vida.
Como seguidora de Coelho solo puedo decir que el libro está en su línea aunque no es de los mejores.



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